domingo, 27 de diciembre de 2009

Memento vivere




Pero puede ser de otra forma. Mejor aún. Dejemos de mantener la pose y hagamos nuestro el discurso. Qué diablos. Sonreiremos más a menudo, ahorrémonos los suspiros, pensemos que la herida abierta será cicatriz que algún día contemplaremos, no exentos de nostalgia, con un gesto divertido, con algo de complacencia. Aunque estos no sean los días más felices vendrán mejores. Al fin y al cabo acordarse de vivir a veces conlleva hacer repaso de las derrotas con la esperanza del que sabe que la batalla decisiva aún está por venir, esa que no traerá despedidas sino encuentros llenos de abrazos como los que florecen en las salas de llegada de los aeropuertos.

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