Recién terminados los exámenes, y con el sentimiento de libertad de no tener que estudiar más, cogimos un tren con destino Siena, una pequeña ciudad medieval situada en la Toscana. Después de un trayecto de 3 horas (para alguna una eternidad llamando a "rauuuuuul") atravesamos la muralla que protegía la ciudad. Pasamos el día paseando por sus calles peatonales del centro y disfrutando de sus plazas y edificios emblemáticos. Nuestra sorpresa fue al llegar a la piazza del Campo y darnos cuenta de que estaba totalmente abarrotada. Se celebraba la elección de los caballos que iban a representar a los diferentes parroquias de la ciudad en la carrera que tendría lugar el 2 de julio en esta misma plaza. La gente se desbordaba cuando recibían su caballo y como locos cantaban y gritaban mientras se llevaban su caballo para prepararlo. Después de llenar la panza y alguna explicación de un buen hombre sobre lo que consiste la fiesta empezamos el regreso a casa, otro viaje de tres horas, esta vez no tuvimos tanta suerte con el tren, pero que más da, somos Erasmus.
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